miércoles, 20 de abril de 2011

El vampiro literario se sumerge en dilemas sobre las luces y sufre la nostalgia de un tema titulado “Stars”

Eran aproximadamente las 20:00 hs de un domingo común, un domingo normal que le continuaba a un sábado demasiado gris; del cual pesaban 5 días muy aburridos y monótonos. Por eso este domingo, posiblemente podría ser el filtro para algo que cambiara por lo menos, el cielo.
Tome un colectivo que me acercaba un poco más a mi destino, subí a ese colectivo de la línea 165, en dirección a la Terminal del colectivo número 37, ahí pasando el puente de escalada, baje en la parada que sigue después del puente, llevaba mi reproductor de música apagado pero con los auriculares en los oídos. Baje y comencé a caminar, tan solo separan a la Terminal de la parada de este colectivo 100 metros, llovía muy poco, o no le había prestado mucha atención al clima a pesar de salir con tanta ropa por el frió y por la lluvia, en ese momento recién me di cuenta cómo estaba el tiempo, vi un colectivo que estaba subiendo gente pero todavía me faltaban varios metros para llegar, mire el teléfono y vi. Que eran las 20:15 y todavía tenia tiempo, así que lo deje partir mientras intentaba ordenar un poco las ideas.
Deliberaba mientras esperaba a que saliera otro colectivo, pensaba en que vendría, en que leería o escribiría en el colectivo o si escucharía música o si miraría por la ventana, subí al colectivo y le mande un msj de texto a ella, para asegurarme de que ella estaba en camino y no tenia a que viajar hasta capital al pedo, y en que dirían en mi casa al verme volver, me senté en un asiento individual, prendí el reproductor y una melodía suave comenzó a fluir por mis oídos, era la voz de Dolores O'Riordan y sus cranberries.
Viajaba quizás, intentando pensar en otra cosa, desempañe el vidrio con la manga de mi campera para poder ver por donde estaba, algo raro porque miraba y no miraba, algo que suelo hacer cuando busco algo, tal vez lo busco donde no debo encontrarlo, y por eso busco dentro mió.
Cruce el puente que divide la provincia y la capital y el 37 seguía muy vacío, tal vez nadie viaja un domingo a la noche, cuando estaba por parque patricios me llega un mensaje de ella, Dolores no se que estaba cantando, ni sobre que, pero ella me decía que estaba también en camino, yo le dije que le mandaba un mensaje de texto cuando estuviera mas cerca, así me esperaba en el hall del edificio porque verdaderamente nunca supe el piso ni el departamento, y así me ahorraba un problema.
Estaba llegando al congreso y pensé en bajarme ahí, pero tuve un poco de pereza quizás porque el colectivo estaba todo empañado y no se podía ver como estaba realmente afuera, le mande un mensaje que estaba llegando si me esperaba abajo, y ella me respondió que estaba llegando y que en 15 llegaba.
Entonces decidí bajarme e ir a caminar por la calle corrientes en busca de pañuelos descartables, me encamine con un paso taciturno intentando pasar el tiempo e intentando que la brisa me aflojara las ideas. Había varios quioscos pero yo seguía mi camino pasando teatros, gente y luces de una forma indiferente. Mientras miraba como la lluvia lavaba las veredas de días atestados de gente, tristezas, crímenes y alegrías. Recordé que había un local de arcor donde vendían chocolates, así que me dirigí allí y compre uno, al ver que gaste todo el cambio en el chocolate deje los pañuelos para otro momento.
Me había olvidado del teléfono y de mi cita, mire la hora y había un mensaje en el, decía que ella ya estaba ahí, le respondí diciendo que estaba a un par de cuadras y que ya llegaba, emprendí mi camino de regreso por donde había venido y seguí luego hasta su departamento, en este momento dolores había empezado a cantar una canción que se titulaba “Stars” y en ese momento supe que las cosas podrían dar varios giros dentro mió, y que esa noche seria el principio de algo dentro de mi, seguí caminando y dolores seguía cantando, llegue a la puerta del edificio donde ella vivía, y le mande un mensaje que ya estaba abajo.
Mire a mi alrededor bajo el alero del edificio, y pude ver como la lluvia caía; como un hombre corría a un colectivo de la línea 60 y como otro hombre esperaba otro colectivo, bajo el alero del edificio de enfrente. Mientras yo estaba distraído en eso ella abrió la puerta saludándome como siempre, con una distancia, como lo hacia ella, como marcando que eso éramos, un pedazo de distancia acercándose y alejándose al compás de la lluvia, y que la vida tenia mas para nosotros que para esos dos tipos, uno corriendo su destino y otro esperándolo.
Subimos el ascensor y no pude divisar que piso había apretado ella, la observe intentando despertar sospechas de que la observaba, vi su pelo y su rostro, vi un tono de sinceridad en su mirada, vi cosas que no se si vería en mi, porque un día antes le había dedicado unas líneas que nunca pasarían; abrí las puertas del ascensor y deje que saliera ella primero, luego cerré las puertas y al salir ella estaba esperándome ahí, debí besarla en ese instante, creo que me lo debo.
Caminamos por el pasillo y yo la observaba, abrió la puerta y al entrar, suspire, fue como un suspiro de alivio, un suspiro que denotaba cierta tranquilidad y ganas de estar ahí con ella en ese lugar y en ese momento.
-¿vos ya comiste? Me pregunto al cerrar la puerta dejando así solamente el rumor del golpe de ella al cerrarse flotando en el aire.
En ese instante antes de responder recordé cuando suspire y recordé un fragmento de un libro de Galeano que hablaba de Omar khayyam, el fragmento decía algo así:
“El Cielo no se ha enterado de mi venida, decía el poeta, y mi partida no disminuirá en nada su belleza ni su grandeza. La luna, que me buscará mañana, seguirá pasando aunque ya no me encuentre. Dormiré bajo tierra, sin mujer y sin amigo. Para nosotros, efímeros mortales, la única eternidad es el instante, y beber el instante es mejor que llorarlo”
De repente recordé por primera vez en mi cabeza la canción Stars de The Cranberries, la mire y le dije:
-comí dos pedazos de pizza en casa
-ah. ¿Queres comer?
-bueno, dale
En ese instante ella se dirigió a la cocina, puso tres pizzetas en una pizzera y las puso en el horno, nos distrajimos unos instantes mirando lo poco que había en la televisión, ambos denotábamos muestras de deseo, pero ninguno se animaba a dar el paso, yo miraba su boca y pensaba en que lo único eterno es el instante; pensaba en lo que había dicho Omar, también eso se me cruzaría por la cabeza nuevamente con el correr de la noche, sacamos las piezzetas del horno y las comimos mirando la televisión.
Luego después de comer una fruta nos sentamos en el sillón a seguir mirando la televisión, yo la empecé a buscar y en un determinado momento la abrace y empecé a besarla.
Acariciaba su cuerpo mientras nos besábamos, nos acomodamos de un modo en el que nuestros cuerpos se unieran lo mayor posible, todo eso fue inconsciente, ella también me acariciaba pero con un poco mas de distancia, como esperando a que los primeros pasos los diera yo, me di vuelta y la subí arriba mió, empecé a besar su cuello a sentir su piel, mis labios intentaban controlarse pero ella incitaba a mandar de vacaciones a la razón lo mas lejos posible; le subí la remera y ella se la saco, en ese instante vi su torso semi desnudo y realmente era hermosa, su piel, y las líneas de su cuerpo dirigían lo poco de sensatez que quedaba en mi, intente desabrocharle el corpiño ,y ella, al ver que yo no podía, lo desabrocho de un solo movimiento dejando así ver toda su belleza.
Empecé a rozar su cuerpo con mis labios, su abdomen y subí lentamente, en ese momento no pensaba en nada, pero a su vez podía sentir su cuerpo tenso, podía percibir en ella miedo, o algo parecido a el.
Intente desabrochar su pantalón lentamente y ella no opuso ninguna resistencia, así que proseguí a quitarle el pantalón, pero en ese momento note que ella no quería. Seguí besándola en todo su cuerpo, acariciándola, su piel era tan perfecta que lograba poner mi cuerpo en un estado de éxtasis casi incontrolable.
Después de un tiempo de estar besándonos y deseándonos, me di cuenta que ella no quería tener relaciones conmigo, y para cerciórame le pregunte si quería que fuésemos a la pieza, a lo cual ella respondió que no, que así estábamos bien, que mas tarde íbamos.

La televisión no ofrecía nada tentador, yo la miraba y ella a mi, pensaba en el instante, en la eternidad, y en que hacia yo ahí buscando un suspiro, buscando un beso, tan solo un poco de algo que no se que era, estaba a la deriva en ese departamento intentando ser yo sin dejar una de mis mascaras.
Afuera la ciudad se limpiaba y dentro de ese bloque de concreto yo la miraba y esperaba que ella dijese algo. Fuimos a su cuarto, ella se fue a lavar los dientes, nos miramos, era obvio que no iba a pasar nada, pero igual insistí, como insiste un niño cuando quiere algo, pero no paso nada, pero en realidad paso todo, porque las charlas que surgen cuando las luces se apagan son las mejores, y en ese momento se apagaron las luces y yo prendí mi celular, le di play y Morrissey empezó a cantar “Reel Around The Fountain” y el cuarto empezó a brillar en la oscuridad, es raro como la vista se empieza a acostumbrar a la oscuridad, primero se torna todo rojo, y después empiezan a surgir puntitos de colores como fuegos artificiales hasta que en un momento determinado todo se oscurece y se sumerge en el mas negro de los negros.
Puse la alarma del celular y la música seguía su rumbo, todo muy calmo, mientras nos besábamos, nos mirábamos, hablábamos un rato y después todo se volvía silencio, pero dentro de la música, como un silencio mas allá del cuadro en si.
-¿te gusta The Cranberries? Le pregunte mirando al techo fijamente
-si me gusta canta lindo la mina
-tengo un tema de ellos que me esta dando vueltas en la cabeza desde hoy
-¿como se llama? Me pregunto ella examinándome, tal vez esa simple cosa llevaba a algo mas entrañable. Pensaba ella, ¿tendría razón?
-stars… respondí con un tono algo ausente, era como que estaba ahí, pero también estaba mirando todo desde arriaba, como una escena, como un sueño.
- no lo conozco. Dijo ella sintiéndose parte de esa escena, siguiendo el guión a la perfección.
- esta buena, tenes que escucharla cuando tengas tiempo.
-bueno, dijo ella esperando que hablara de algo mas interesante o pronto se dormiría.
-si…
-¿si que? Me pregunto ella como intrigada
-nada, deja
-decime, dale. Dijo ella
-nada, digo; ¿que si nosotros fuéramos algo, podríamos estar en este momento no? , eso pensaba, pero a la ves pensaba en que si yo te lo preguntaba, vos te ibas a pensar que yo quería ser algo tuyo, no se, no me hagas caso.
-y…. algo asi. Dijo ella con un tono algo vacilante, como cuando alguien quiere transmitir algo, pero a la vez no quiere que la otra persona lo descubra por completo.
-es raro como se dan las cosas, pero te quiero. Dije y me quede pensando en eso que había dicho, la quería, se lo había dicho, era raro en mí.
Ella sonrió, pude sentirlo, porque al acercarme a su boca sentí su sonrisa y luego la bese, hice una pausa y volví a decirle, es loco, vos no te das cuenta, pero sabes lo que es que yo le diga que la quiero a una persona, es raro, pero te quiero.
Ella me miraba, podía percibirlo, la mire y ambos en ese momento supimos que al salir de ese cuarto, de esa atmósfera todo volvería a ser como antes, que lo único eterno era el instante, ese instante, esa charla esa sonrisa, esa música que penetraba la oscuridad y cada una de las estrellas que en ella se formaban en cada pestañear de mis ojos.
La abracé y en ese instante me dormí, al sonar el despertador todo hechizo se había roto, ya no volvería a ser lo mismo, el cuarto se quedaría impregnado de confidencias.
Me levante y cepille mis dientes, ella bajo conmigo a despedirme, eran las 7 de la mañana y todavía la ciudad estaba a oscuras, el cielo estaba nublado y en el aire flotaba una llovizna que dejaba a la mañana algo húmeda.
Salude al portero y emprendí mi camino hacia casa, camine por la vereda y la mañana se veía algo nostálgica, un ciruja se acomodaba en su colchón y mas adelante otro ciruja tomaba vino en una botella cortada por la mitad. Llegue a la esquina y justo venia el 12, me subí y luego de sacar boleto me senté en uno de los asientos del medio, el colectivo estaba vació a esas horas y creo que nadie viajaba para el sur a esa hora, el vidrio del colectivo estaba algo mojado intente dibujar algo en el, pero el dibujo se esfumaba al instante, mire de nuevo a mi alrededor y no había nada solo un colectivo con luces muy claras y con los vidrios mojados, era como que todo acababa de empezar, era un quiebre, estaba dentro de eso y yo solo pensaba en cosas que no lograba descifrar, prendí mi reproductor y al instante empezó a sonar “stars” luego volví a mirar hacia fuera y en ese instante me di cuenta de que con el final de esa canción y con el comienzo de ella concluía una etapa, y que para mi la eternidad había sido algo hermoso, pero que en adelante estaría dando vueltas a la deriva, buscando tal ves eso, esto o aquello que algunos se ensañan en llamar felicidad y que otros tan solo miran por el lente de la nostalgia.
La canción estaba por terminar y el colectivo estaba por llegar a constitución, sople un poco de aliento sobre mis manos me mire en el reflejo del colectivo y sonreí.

domingo, 20 de marzo de 2011

Esclarecedor momento, el nacimiento de “Matías Carmona”, el vampiro literario.

Borre todo lo anterior, creo que leí lo que tenia que leer para escribir, hoy empezare todo de nuevo.
Será volver a hojear todo, encontré lo que buscaba; dejare un segundo estos detalles superfluos de mi anterior momento seudo-esclarecedor.
Pero en realidad me sincerare. Volveré a ser mi personaje el de antes, lo había perdido, o dejado de lado y muchas veces vino a reclamarme, hoy me pasa factura y me explica que somos solo uno pero para diferentes ámbitos tenemos que usarnos, así que entendí, como es volver, encontrar las pistas, no se si estará bueno pero en verdad aquí encontré mi personaje y le devolveré su nombre, el real este vampiro literario volverá a sus aventuras, donde las veredas de esta ciudad lo reclaman, el otoño esta amaneciendo y yo siento que la noche esta empezando a tornar su aire espeso, muchos cuellos reclaman mis colmillos, muchas vidas esperan que las transforme al papel, cuantos personajes deje en las paradas de bondis de buenos aires!
Desde ahora en adelante seré “Matías Carmona” el vampiro literario, e iré dejando mis vivencia y anécdotas semanalmente.
Les doy la bienvenida y espero encontrarlos semanalmente.
Cada historia/vivencia del susodicho será cargada cualquier día de la semana a cualquier hora y el vampiro nostálgico se desliga de toda responsabilidad. Cada historia es puramente ficticia, como la realidad y aquellos que se sientan identificados o cómplices solo queda decirles que la imaginación es la dueña de este mundo y del que pronto formaran parte.

M.C el vampiro literario